2 meses y 6 días. Ese es el tiempo que tengo para organizar un proyecto en el que llevamos tanto tiempo pensando. Y es en un día como hoy donde me pongo a pensar en el inicio de toda esta locura. ¿Cuándo fue? ¿Hubo algún detonante?

Echando la vista atrás mi motivo principal fue conocer a la persona que hoy es mi pareja, Marcio. Cuando lo conocí ya le rondaba la idea de vivir un tiempo fuera y ver mundo, pero dado que nos conocimos una noche de fiesta, no le di demasiada importancia porque no creí que llegáramos muy lejos.

Un año y medio después de conocernos me dispuse a cruzar el charco por primera vez en mi vida: un viaje de un mes a Nueva York, Honduras y Miami. Cosas de la vida, que volví extrañando Barcelona, pero a las semanas de llegar con frecuencia andaba soñando en el próximo viaje. Hubieron más, gracias a ese gusanillo que te hace querer conocer y comerte el mundo y bajo ese lema hemos visitado lugares como Filipinas, Chicago, Tailandia, Hong Kong, China, Costa Oeste de EEUU, Vietnam, etc. Pero siempre se quedaba corto. No te podías relajar, teníamos 20 días para verlo todo y te toca correr para ver lo máximo posible, y llegas aquí necesitando unas nuevas vacaciones simplemente para descansar.

Así que empecé a darle vueltas, y de repente me pareció una idea genial eso de viajar durante unos meses. Pero claro, yo había empezado la universidad, que además era privada y no me permitía ahorrar lo necesario para poder comprar un billete de avión. Por este motivo, he estado estos últimos años pluriempleada y estudiando para poder por fin cumplir algo que hace tanto tiempo tenemos en mente. Y la cuenta atrás ya está en marcha (y también los miedos, que parece ser que afloran cuanto más se acerca el día).

Hablo mucho y no se resumir, es uno de mis grandes defectos. Espero que este viaje y este blog me sirvan para aprender a ser concisa y no hacerme muy pesada.