Viajo, luego existo.

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Cameron Highlands, tierra de tés

Ya veis que llevamos un retraso terrible. A Cameron Highlands fuimos del 15 al 17 de Enero y hasta ahora no hemos tenido tiempo de postearlo. Para poder escribir tenemos que vivir aventuras, y eso la mayoría de veces nos deja extasiados y sin ganas de ponernos delante del portátil, pero estamos intentando mejorar este tema para poder haceros llegar las cosas tan molonas que estamos viviendo!

Después de nuestra parada por Kuala Lumpur (espectacular por cierto, me gustaría plantearme la idea de poder pasar un tiempo viviendo aquí), cogimos un bus para adentrarnos en Cameron Highlands, situado a 200 km al norte de la capital. Fue de improvisto totalmente. Nuestro plan era ir a las islas Tioman (si tenéis tiempo mirad por internet, es una pasada). Pero no sabíamos que hasta marzo estaba cerrado por los monzones y tal, eso nos pasa por no leer bien antes de viajar. Así que nos quedamos sin plan, pero en el hostal de Kuala Lumpur conocimos a gente muy maja que nos aconsejaron unos cuantos sitios y eso fue lo que hicimos. Dejamos a un lado Google y la Lonely Planet y nos guiamos por las opiniones de otros mochileros.

Los buses son una pasada. El precio de viajar en este medio de transporte es bastante barato y son extremadamente cómodos. Los asientos son muy anchos, se inclinan mucho hacia atrás y además se levantan los pies, con lo cual estás prácticamente tumbado. El único inconveniente: el aire acondicionado. Se pasan. Un huevo. Y así estoy, que desde que me fui de mi dulce Barcelona ando sorbiéndome los mocos a cada ratito. En este viaje, el conductor del bus creo que tenía prisa porque iba folladísimo y en una de las curvas se escuchó un ruido que no auguraba nada bueno. Dit i fet, a escasos km de llegar a nuestro destino el bus empezó a perder líquido y tuvimos que pararnos. Vino un "coche mecánico" (es decir, un coche de la guerra civil española como poco, con 4 herramientas oxidadas) y como estos malayos son unos apañaos a los 15 minutos pudimos acabar nuestro recorrido.

El alojamiento en Cameron Highlands se concentra en 3 pueblos: Ringlet, Bringchang y Tanah Rata. Nosotros escogimos este último por ser el que tenía opciones más barata y ambiente más mochilero. Inciso: Si os gusta uno, cogedlo y pagad todas las noches que vayáis a estar. Nosotros nos quedábamos dos noches, y como elegimos el segundo que vimos y era temporada baja decidimos pagar sólo la primera noche y en función de si nos gustaba o si no veíamos nada mejor pagar luego la segunda noche. Resultado: El hotel estaba de puta madre. Tanto que mucha gente reservó y se llenó, con lo cual al día siguiente, justo antes de salir al tour (7 y media de la mañana y sin desayunar), nos dijeron que estaba lleno y tuvimos que armar la maleta corriendo y buscar hostal para poder estar a la hora convenida en un tour que contratamos. Sin riesgo no hay gloria, jeje.

Hay 14 caminos que puedes hacer por tu propia cuenta (están señalizados) de diferente intensidad y duración. Nosotros escogimos hacer un tour contratado como os he dicho antes, porque sólo íbamos a estar dos días, de los cuales el primero de ellos no pudimos hacer nada porque el bus llegó a mediodía y oscurece pronto, de manera que los trekkings sólo pueden hacerse durante la mañana o primera hora de la tarde.

Ya en el bus de ida a Cameron, conocimos a Linus, un sueco super majo, y con el pillamos los hostales y el trekking. Me recordaba a un actor de la serie Vikings, un tío muy interesante sin duda.

(la foto que salimos los 3 en la tienda del té boh, q creo q la subio el a insta)

¿Que vimos en Cameron Highlands?

  • Butterfly & reptile farm: Las mariposas eran realmente preciosas, y muy muy grandes. Los bichos (serpientes, escorpiones, escarabajos y demás), que queréis que os diga... me daban miedo a pesar de estar metidos en jaulas de cristal.
     
  • Peak of Gunung Brinchang: Está a 2.032 metros de altura. Subimos en coche y al final del todo había un mirador, con escaleras para pies de enano. Vistas bonitas pero nada destacable.
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  • Caminata por Mossy forest: Un mini trekking muy guay. Quizá fue media horita caminando, pero muy recomendable. Acabas de barro hasta los tobillos, y te juegas la vida varias veces con las raíces de los árboles, pero es muy frondoso y pasas un buen rato.
     
  • BOH tea plantation and factory: Las plantaciones de té son preciosas. Me recordó a los campos de arrozales que vi en Sapa (Vietnam) o en Banaue (Filipinas). La planta del té no es que sea muy exuberante por si sola, pero las plantaciones forman un paisaje lindísimo. La mayoría de gente que trabaja las tierras son de Nepal o Bangladesh (mano de obra muy barata), y por suerte ya no se hace manual (salvo en sitios de difícil acceso) sino que se hace con unas máquinas que recogen las hojas. Me traumó un poco saber que les pagan 20 ringgits por cada 100kg de té recogido (creo recordar), que eso al cambio son unos 5€. Un trabajo muy duro y mal pagado la verdad. Disfruté mucho la visita a la fábrica BOH (una de las más famosas en Malasia, que a pesar de producir casi 1.000.000 de tazas al día, no consiguen exportar porque el consumo de té es mayor en el país). Puedes ver todo el tratamiento de la planta, diferencias entre el té verde y el negro, proceso de secado de té, etc. Muy interesante.
     
  • Museum Time Tunnel: Era un museo de mil ñoñerías de los 50 en adelante y podías ver envases de bebida antiguas, cámaras de fotos, muebles, juguetes, etc. Una visita prescindible, pero que si tienes tiempo no está mal.
     
  • Templo budista: Muy chulo, en una ubicación encima de una montaña que lo hace envidiable.
     
  • Mercado de frutas y vegetales: Los que me conocen pueden imaginarme. Lo mismo que cuando entro a supermercados, en mi salsa. Me encantó, por el ambiente que se respiraba, por la cantidad de hortalizas nuevas que no había visto nunca, y por las fresas más dulces y sabrosas que he probado jamás. Marcio y yo nos comimos dos cajas en un santiamén, un espectáculo para el paladar.
     
  • Strawberry farm. Unas plantaciones de fresas pequeñas pero fue una visita muy didáctica. Llamadme imbécil pero no tenía ni idea que las fresas salían de una flor, y mira que es de mis frutas preferidas y que soy dietista, en fin... cada día se aprende algo nuevo. 
     
  • Rose Valley: Totalmente prescindible. Un recinto minado de rosas (las del ramo que le regalé para el cumple de mi madre son mil veces más bonitas).

Una vez acabado el tour, volvimos a Tanah Rata a ducharnos y descansar. Conocimos a Pune, nuestro queridísimo amigo Australiano que nos ha acompañado en más etapas del viaje y nos fuimos los 4 a cenar, tomamos unas cervecitas y pasamos un rato divertidísimo jugando al Uno.

Al día siguiente, nos separaríamos. Pune se quedaba en Cameron, Linus a Singapur y nosotros a Ipoh. Sin duda, ellos fueron la parte más agradable de nuestra estancia, nos gustó sentirnos tan bien acompañados. Al final, un paisaje espectacular sin una buena compañía le quita la magia al lugar.

Otras cosas que no vienen a cuento:

  • Macu y Mochi, me acordé un montón de vosotros estando con el sueco. Anhelo muchísimo nuestras quedadas semanales de cena + vino + serie. Arrrrrgggggg! Quiero veros ya!
     
  • Chiquetas del hospi. Desde que no curro duermo muy bien, como un bebé. Pero me acuerdo de vosotras y de lo que me río en el curro. Espero que a las 4 o 5, hora crítica que no sabes si quedarte dormida o pegarte un tiro, leáis el blog y os consiga hacer más llevadero las jornadas de trabajo.
     
  • Familia, os echamos mucho de menos.
     
  • Si leéis esto y me apreciáis un poco dadme una alegría y comentarme algo anda. Que de algunos de vosotros prácticamente no sé nada y os extraño un montón. Espero que estéis todos bien. Un abrazo gigante.

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